Dionisos o Baco
Zeus, disfrazado de mortal, tenía un amorío secreto con Sémele («luna»), hija del rey Cadmo de Tebas, y la celosa Hera, disfrazada de vecina anciana, aconsejó a Sémele, que entonces estaba ya embarazada de seis meses, que le hiciera a su amante misterioso una petición: que no siguiera engañándola y se le manifestara en su verdadera naturaleza y forma. De otro modo, ¿cómo podía saber que él no era un monstruo? Sémele siguió su consejo y cuando Zeus rechazó su súplica, ella le negó nuevo acceso a su lecho. Entonces, Zeus se encolerizó; se le apareció en la forma de trueno y rayo y consumió a Sémele. Pero Hermes salvó a su hijo seismesino: lo cosió dentro del muslo de Zeus para que madurara allí tres meses más, y a su debido tiempo asistió al parto. Por eso a Dioniso se le llama «nacido dos veces» o «el hijo de la puerta doble»
Cuando llegó a la edad viril, Hera lo
reconoció como hijo de Zeus, a pesar del afeminamiento a que lo había reducido
su educación, y lo enloqueció también. Fue a recorrer el mundo entero
acompañado por su preceptor Sueno y un ejército salvaje de sátiros y ménades,
cuyas armas eran el báculo con hiedra enroscada y con una pina en la punta,
llamada thyrsus, y espadas, serpientes y bramaderas que infundían el terror.
Navegó rumbo a Egipto, llevando consigo el vino, y en Faros el rey Proteo lo
recibió hospitalariamente. Entre los libios del Delta del Nilo, frente a Faros,
vivían ciertas reinas amazonas a las que Dioniso invitó a marchar con él contra
los Titanes y restablecer al rey Amón en el reino del que había sido expulsado.
El triunfo de Dioniso sobre los Titanes y la restauración del rey Amón fue la
primera de sus muchas victorias militares.
A su regreso se le opusieron las amazonas, a una horda de las cuales persiguió hasta Efeso. Unas pocas se acogieron en el Templo sagrado de Ártemis, donde sus descendientes viven todavía; otras huyeron a Samos y Dioniso las siguió en embarcaciones y mató a tantas que el campo de batalla se llama Panhaema. En las cercanías de Floco murieron algunos de los elefantes que había llevado a la India, y todavía se muestran allí sus huesos
Luego Dioniso volvió a Europa pasando por Frigia, donde su abuela Rea le purificó de los muchos asesinatos que había cometido durante su locura y le inició en sus misterios. A continuación invadió Tracia, pero tan pronto como su gente desembarcó en la desembocadura del río Estrimón, el rey de los edonios, Licurgo, se le opuso salvajemente con un aguijón y capturó a todo el ejército, con excepción de Dioniso, quien se sumergió en el mar y se refugió en la gruta de Tetis. Rea, molesta por este descalabro, ayudó a los prisioneros a huir y enloqueció a Licurgo, quien mató a su propio hijo Driante con un hacha creyendo que cortaba una vid. Antes de que recobrara la razón comenzó a podar la nariz, las orejas y los dedos de las manos y los pies del cadáver, y toda la tierra de Tracia quedó estéril, horrorizada por su crimen. Cuando Dioniso, al volver del mar, anunció que esa esterilidad continuaría a menos que Licurgo fuese condenado a muerte, los edonios lo llevaron al monte Pangeo, donde unos caballos salvajes lo despedazaron. Dioniso no encontró más oposición en Tracia y se dirigió a su muy amada Beoda, donde visitó Tebas e invitó a las mujeres a que tomaran parte en sus orgías en el monte Citerón. Como a Penteo, rey de Tebas, le desagradaba el aspecto disoluto de Dioniso, lo arrestó, juntamente con todas sus Ménades, pero enloqueció y en vez de encadenar a Dioniso encadenó a un toro. Las Ménades volvieron a escapar y se dirigieron furiosas a la montaña, donde despedazaron a los terneros. Penteo trató de contenerlas, pero inflamadas por el vino y el éxtasis religioso le arrancaron un miembros tras otro. Su madre Agave encabezó el tumulto y fue ella quien le arrancó la cabeza.
En Orcómenos las tres hijas de Minia, llamadas Alcítoe, Leucipe y Arsipe, o Aristipe, o Arsínoe, se negaron a participar en las orgías, aunque les invitó personalmente Dioniso, que se les apareció en la forma de una muchacha. Luego cambió de forma y se transformó sucesivamente en un león, un toro, y una pantera, y las enloqueció. Leucipe ofreció a su propio hijo Hípaso como sacrificio —había sido elegido echando suertes— y las tres hermanas, después de despedazarlo y devorarlo, recorrieron frenéticamente las montañas, hasta que por fin Hermes las transformó en aves, si bien algunos dicen que Dioniso las transformó en murciélagos.
En Orcómenos se expía anualmente el asesinato de Hípaso en una fiesta llamada Agrionia («provocación al salvajismo») en la que las mujeres devotas simulan que buscan a Dioniso y luego, conviniendo en que debe estar ausente con las Musas, se sientan en círculo y proponen adivinanzas, hasta que el sacerdote de Dioniso sale corriendo de su templo con una espada y mata a laprimera que alcanza.
Cuando toda Beocia hubo reconocido la divinidad de Dioniso, éste recorrió las islas del Egeo difundiendo la alegría y el terror dondequiera que iba. Al llegar a Icaria descubrió que su barcoera innavegable y alquiló otro a ciertos marineros tirrenos que simulaban dirigirse a Naxos. Resultó que eran piratas y, sin darse cuenta de que llevaban a un dios, se dirigieron al Asia, con el propósito de venderlo allí como esclavo. Dioniso hizo que brotara de la cubierta una vid que envolvió al mástil, mientras la hiedra se enroscaba en los aparejos; también transformó los remos en serpientes y él mismo se transformó en león, y llenó el barco con animales fantásticos y sonidos de flautas, de modo que los piratas aterrorizados se arrojaron por la borda y se convirtieron en delfines.
Fue en Naxos donde Dioniso encontró a la bella Ariadna, a quien había abandonado Teseo, y se casó con ella inmediatamente. Ariadna tuvo con él a Enopión, Toante, Estáfilo, Latramis, Evantes y Taurópolo. Más tarde Dioniso puso su diadema nupcial entre las estrellas.
De Naxos fue a Argos y castigó a Perseo, quien al principio le resistió y mató a muchos de sus seguidores, enloqueciendo a las mujeres argivas, que comenzaron a devorar crudos a sus hijos. Perseo se apresuró a confesar su error y aplacó a Dioniso construyendo un templo en su honor.
Tomado
de: Robert Graves
Mitemas o análisis estructural del mito de Dionisos
También te invito a escuchar está conferencia sobre Mito y rito de los misterios dionisíacos, dictado por el profesor Alberto Bernabé